martes, 20 de agosto de 2013

Análisis del poema "Los heraldos Negros"

PSICOANÁLISIS DEL POEMA LOS HERALDOS NEGROS

Psicoanálisis y la hermenéutica literaria

El desafío de hacer una aproximación psicoanalítica a la literatura, abre, una nueva perspectiva, no sólo para el análisis crítico de la misma, sino fundamentalmente para una comprensión más profunda de ella. El entender que la literatura es uno de los lugares en que el inconsciente encuentra un espacio para manifestarse, plantea una nueva relación con el texto literario, ya que no debemos olvidar que el inconsciente que aparece, que florece en el texto, no es sólo el inconsciente del autor, sino también el del lector, que aprovecha ese espacio para filtrar-se, para reconocerse. La literatura deja de ser entonces mero goce estético, entretención, viaje a mundos inalcanzables, conocimiento del alma humana, para transformarse en espacio de autoconocimiento. De acuerdo a este análisis, el lector entra al texto tratando de entender y reducir sus figuras, y al hacerlo, entra en sus contradicciones, en la dialéctica entre consciente e inconsciente del autor, pero fundamentalmente en las propias.

Los vínculos entre el psicoanálisis y la literatura han existido desde un inicio. En el curos de su elaboración muchos elementos dela literatura fueron tomados por Freud para asimilarlos en su estructura conceptual. Para Freud los poetas ofrecen la palabra, es decir un lenguaje, al impulso interior del hombre. Desencadena la aventura del deseo, sin evidenciar su ley interior.
Esta  suerte de exacerbación o acentuación del movimiento del inconsciente hace de los escritores modelos para el investigador de los procesos mentales. Al padre del psicoanálisis, como sus seguidores, nos les interesa el arte o la literatura sino su propio objeto: la vida psíquica del hombre.

De ahí que en al obra freudiana el poeta es asumido como el que sueña despierto. Su ventaja consiste en manifestar en al escritura la vida afectiva de los seres humanos, por ello Freud percibe al artista como “un mediador entre la oscuridad de la pulsión y de la claridad del saber sistemático y racional”. 

Análisis

Los heraldos negros se sitúan en una etapa relativamente temprana de la producción de César Vallejo. De hecho, este poemario se presenta como una evolución, ya que varios poemas aparecen todavía marcados por la huella del modernismo y ceñidos bajo las formas métricas y estróficas clásicas, mientras que otros aparecen ya más cercanos al lenguaje personal del poeta y en formas más liberadas. Algunos poemas son de evocación hacia lo nativo o indígena (la tierra y la gente), pero abarca también muchos de los temas que serán recurrentes en la obra del poeta: el destino del hombre, la muerte, el dolor, la conciencia de orfandad, el absurdo, la religión o la culpa, todos ellos tratados por el poeta con un acento muy personal, bajo una mirada cercana al existencialismo.

“Coyné señala que en Los Heraldos Negros predominan dos notas: la rebelión contra la retórica anterior, y el consiguiente uso de ciertas formas anti literarias (por ejemplo el “Yo no sé”); predominio del elemento afectivo, cubriendo en general toda la obra. Si transformamos el vocablo “afectivo” con el de “humano” (lo más afectivo, después de todo), tendremos caracterizada la mayor parte de la poesía vallejiana”. Luis Alberto Sánchez: La literatura peruana

Los heraldos negros
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!
En esta primera estrofa, Vallejo nos habla de las grandes desgracias de la vida. Aquellas tragedias que sólo podrían explicarse como el resultado del odio de Dios. Vallejo no se refiere a las cachetadas que día a día nos brinda la suerte, pues la mención de Dios indica que estos golpes bajos que menciona el poeta parecen más el producto de toda una confabulación del tiempo y espacio en contra de nosotros, algo más organizado y malévolo como el Holocausto Nazi. Son tan fuertes que logran doblegar hasta el más “macho”, a aquél que está acostumbrado a recibir golpes duros soportándolos con estoicismo y perseverancia. Pero estos golpes son tan contundentes que son capaces de pulverizar todo ese estoicismo logrando que la “resaca de todo lo sufrido” se “empoce en el alma” de una vez por todas. “Yo no sé!” dice Vallejo, indicando que estos golpes ocurren con tan poca frecuencia, que nadie, ni el que escribe, puede explicarlos a cabalidad.
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte
.
En esta segunda estrofa, Vallejo nos confirma que estos golpes son pocos. Pocos pero cruciales. Ante ellos, hasta el rostro más fiero se tuerce, hasta el lomo más fuerte se hunde. En consecuencia, no hay nada que podamos hacer para preparanos, pues son tragedias tan escasas y devastadoras, que no podríamos soportarlas jamás: nos destruirán aunque sea temporalmente. Vallejo las compara con potros indomables, o como mensajeros enviados por la Muerte. Esto señala que en todos estos golpes sentimos que perdemos la vida. Aunque también implica que estos golpes no nos causan la muerte. Por lo tanto, son golpes emocionales más que físicos. La muerte de la esposa, de un hijo, la pérdida de la vista por una bala perdida, por ejemplo. El Chele Torrez recibió un golpe de estos cuando el Faro publicó esas llamadas.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
En el tercer párrafo, Vallejo también nos sorprende al aclararnos que estas tragedias son injustas y que no son consecuencia de malas acciones, aunque talvez sí del descuido y del exceso de optimismo. Hasta los Cristos del alma sufren estas hondas caídas. El Destino, simplemente se burla de su santidad. El poeta también nos informa que estos golpes son precedidos por una gran expectativa y optimismo, como la esperanza de comernos un delicioso pan que ya está casi listo, pero que al final se nos quema en la puerta del horno.
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Aquí Vallejo describe magistralmente la naturaleza del hombre bueno ante las desgracias. Vallejo dice que a pesar de que estos golpes son producto de la mala suerte, “el hombre, pobre, pobre,” se siente culpable, y cree que la tragedia es producto de “todo lo vivido”, de todas sus acciones, y toda “esa culpa se empoza en su mirada.” En conclusión, Vallejo nos habla de esos golpes emocionales que nos causan una profunda y dolorosa melancolía, para los cuales jamás estaremos preparados, y de los que no tenemos mayor culpa, aunque pensemos lo contrario.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892 – París, 15 de abril de 1938), poeta, narrador y periodista peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, “el más grande poeta universal después de Dante”, halago que no hace más que confirmar el enorme legado del poeta del “dolor humano”, quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente. En Trujillo se le asocia con el grupo “El Norte”, conformado por Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, Víctor Raúl Haya de la Torre, Alcides Spelucín y Juan Espejo Asturrizaga; mientras que en Lima se le vincula con intelectuales como José Carlos Mariátegui, Abraham Valdelomar, Luis Alberto Sánchez, Manuel González Prada, José María Eguren, y Juan Parra del Riego

1.-UBICACIÓN DEL OBJETO DEL DESEO (TEMA CENTRAL)

Como ya mencionamos o analizamos en el capitulo anterior. Se deduce que el tema central de ese hermoso poema es: el dolor humano de su existencia sobre la incertidumbre que padece el ser humano.
2.- RED DE SIGNIFICANTES:
-objeto deseado: se busca la razón de ser del dolor que, a cada instante, ahoga la existencia del ser humano.
3.- CONDICION SIMBOLICAS:
VALLEJO UTILIZA IMÁGENES Y PRINCIPALMENTE, SIMBOLOS PARA HACERNOS VER LS TEMAS ANTES MENCINADS DESDE  UNA PERSPECTIVA NUEVA.

4.- CONDICION METOFORICA DEL TEXTO:
En el ámbito del psicoanálisis, la metáfora se asocia con el proceso de identificación. Al escuchar a alguien, el sujeto absorbe e incorpora la palabra del otro. Dice Julia Kristeva que “el objeto amoroso es una metáfora del sujeto, es la metáfora constitutiva”. Quien ama es también un creador de metáforas, esas imágenes que representan el deseo, el tránsito o transporte del ser real amado al ser ideal construido con las propias fantasías.

Así pues bien en este poema también vemos la abundancia de este recurso literaria.


5.- HERMENEUTIA TEXUAL:

Hermenéutica, arte de interpretar textos para fijar su verdadero sentido.
Los teóricos de la hermenéutica del siglo XIX, como Friedrich Schleiermacher y Wilhelm Dilthey, entendían la comprensión como un proceso de reconstrucción psicológica, es decir, de reconstrucción, por parte del lector, de la intención original del autor. En este sentido, el texto es la expresión de los sentimientos de su autor y los intérpretes deben intentar ponerse en el lugar del autor para revivir el acto creador.

Semántica textual
Los heraldos negros se constituyen por ejemplo, en un símbolo de la muerte, desde el titulo ya hay una evocación de los mensajeros de la muerte, los cuales solo pueden anunciar el dolor. Es también como algo que circunda permanentemente a la vida.


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